Caminante (Walker)

Año: 2013. Este poema trata acerca de cómo veo la vida... es un constante caminar en un sendero con bellos paisajes.

Fotografía: El Camino el Inca "Takesi" La Paz, Bolivia, 2012.

A donde vas muchacho con tanta prisa.

No estás perdido, pero tampoco decidido;

"busco un camino: mi camino," respondes,

"pero estoy confundido en tremendo laberinto."

Qué injusta pues la vida que decide tu paso,

pues no fuiste tú quien decidió vivir.

Sólo te tocó caminar, caminar, y caminar,

en busca de aquello que llenara tu existir.

Comenzaste animado, sagaz y vigoroso,

pues tenías el mundo entero en tus manos,

y qué joven eras, qué fuerzas las tuyas;

grandes zancadas, valor en tu regazo.

Camina, trota, corre, vuela, galopa,

no pares, no desmayes, no desfallezcas;

sólo sigue, continúa, avanza, prosigue,

no desconfíes, vaciles, dudes, o temas.

De montañas llegas a más montañas, cruzas ríos, quebradas, y más peñascos, pero por más bello que es el paisaje, aún no encuentras tu destino o paraje. Las fuerzas decaen y merma la energía. Al parecer, no eres el mismo que antes, los pies cansados y débiles los brazos. El horizonte se pierde, no terminan los días. Lo que es el pasado, lo recuerdas con pesar, un pesar que recuerda tu anhelo primero, primer anhelo y el sueño que persigues, persigues un sueño: ¡tu propia felicidad! Ahora te encuentras perdido y desolado en medio de maleza, y los pies descalzos. (¡Caminante, no te rindas, camina. Caminante, camina, estoy a tu lado!) Y en la oscuridad de la noche menguas, y rayo, y tormenta, y terror, y espanto. El viento sucumbe y te hace tiritar, y hoy más solo que nunca te encuentras. Caminante, has perdido tu camino, caminante, te perdiste en el olvido, ahora pues, ¿a dónde más podrías ir? (¡No mueras caminante, no te des por vencido!). "Ya no quiero saber qué viene después," dices, "he extraviado ya mi mapa y la esperanza." Ay caminante, si supieras lo que eres, sabrías que el alma supera a la tempestad. Gran viajero, no dependas más de tu fuerza, te toca confiar y dar un paso más al vacío, en medio de las tinieblas confiar en lo desconocido y caminar, caminar, y caminar. Y cuando sientes que finalmente mueres, cuando yaces desplomado en el gélido piso, cuando el último viento grita con frio y un espasmo horada desde el fondo a tu ser. Cuando piensas en todo lo que has sido y en la patética pérdida de tu motivo, cuando el seguir llega a ser imposible, el creer un sofisma, el vivir un acertijo. En ese momento caminante, el sol sale e ilumina tu rostro con los matices del alba y te das cuenta que llegaste a la cima, a la cima de la más grande montaña. Y te percatas que tu trajín no es vano y que cuando menos lo pensaste, por fin llegaste. Pues nunca estuviste solo, (nunca te dejé solo). En las tinieblas tus pasos fueron los míos. Mas ahora un nuevo amanecer vislumbras. Caminante, nuevas fuerzas te son dadas, caminante, soy en sí, tu camino. Sólo cree: soy el viento, un aliento, tu destino. Y más allá de las cimas doradas nos veremos, continúa caminante, la meta es lo infinito. Y nunca más tengas miedo, pues en ti permanezco, sólo te toca caminar, caminar, y caminar.

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